El elevamiento de los estándares laborales a travésdel comercio

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El elevamiento de los estándares laborales a travésdel comercio

October 19, 2001 6 min read
Aaron Schavey
Former Policy Analyst
Aaron Schavey is a former Policy Analyst

Una de las prioridades del Presidente Bush respecto a la política comercial es obtener la autoridad para la promoción del comercio (TPA, Trade Promotion Authority). Según lo propuesto en la H.R. 3005, la TPA (antes conocida como autoridad de vía rápida) limita al Congreso a sólo aprobar o rechazar, sin efectuar enmiendas, los acuerdos comerciales ya negociados por la Administración. Esto aceleraría la implementación de los acuerdos de comercio y aumentaría la credibilidad de EE.UU., dado que ase-gura a los demás países que no se harán cambios contraproducentes en los tratos que negocien con el Presidente.

Los opositores a la TPA temen que un mayor volumen de comercio internacional deteriore los estándares laborales en todo el mundo. En realidad, sin embargo, un mayor comercio genera desarrollo económico, el que ha demostrado ser un factor clave para mejorar los estándares laborales. Si se utilizan los acuerdos comerciales para imponer estándares de trabajo, los países en desarrollo se encontrarán ante un difícil dilema: implementar estándares laborales más altos y soportar la carga de los mayores costos, o elegir no comerciar con Estados Unidos y renunciar al comercio de exportación que tanto necesitan. Cualquiera de estas dos opciones reducirá sus perspectivas de desarrollo económico.

Los miembros del Congreso preocupados por las condiciones de trabajo en los países en desarrollo deberían otorgar al Presidente Bush una versión de la TPA que no contemple estándares laborales que dichos países no puedan implementar.

Supuestos falsos 

 El argumento según el cual los acuerdos comerciales deben incluir estándares laborales se basa en dos supuestos falsos, los cuales son refutados por la evidencia.

  • Supuesto falso nº1: Los salarios y estándares laborales bajos atraen la inversión . Este argumento presume que los países mantendrán bajos los estándares laborales y los salarios a fin de atraer la inversión. Esto implica que estos últimos son los principales factores que influyen en las decisiones de los inversores, pero ignora otros factores clave como la productividad de la mano de obra.

  • Realidad: La productividad laboral atrae la inversión . Las tasas salariales reflejan la productividad de los trabajadores. La competencia obliga a las empresas a pagar salarios más altos a aque-llos empleados que pueden producir más, y viceversa. La mano de obra con altos salarios puede competir con la de bajos salarios porque la mayor productividad al menos compensa los salarios altos. Las empresas pueden elegir dirigir sus inversiones a países con salarios más altos si saben que la productividad va a ser mayor.

    El verdadero flujo de capital refuta el supuesto falso de que los bajos estándares laborales y los bajos salarios son la clave para atraer la inversión. De lo contrario, la inversión debería desembocar en los países menos desarrollados, donde los salarios y estándares laborales son inferiores. No obstante, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo informa que, aunque dichos países conforman aproximadamente el 25 por ciento de la totalidad de países, sólo reciben un 0,5 por ciento de la inversión extranjera directa (FDI) global, mientras que las naciones desarrolladas reciben más del 80 por ciento. Esto muestra que las compañías están dispuestas a invertir en países donde las tasas salariales y los estándares laborales son altos debido a la productividad de la fuerza laboral.

  • Supuesto falso nº2: Los estándares laborales pueden mejorarse por imposición externa . Aquellos que quieren que los acuerdos comerciales estén atados a exigencias de mejorar los estándares laborales suponen que las condiciones pueden mejorarse por mandato. Sin embargo, los estándares laborales por imposición pueden socavar las perspectivas de crecimiento económico de un país, y los intentos de imponer estándares laborales elevados serán contraproducentes si suponen aumentos en los costos que estancan el desarrollo económico.

  • Realidad: A medida que la riqueza de un país aumenta, también lo hacen los estándares
    laborales
    . El nivel de desarrollo económico de un país afecta significativamente los estándares laborales. Por ejemplo, en muchos países en vías de desarrollo, los niños deben trabajar para que sus familias puedan alimentarse para sobrevivir. Las investigaciones realizadas en naciones en desarrollo han demostrado que existe una menor incidencia de trabajo infantil en países con ingresos per cápita más altos. Un estudio de Brookings Institution descubrió que, en países que tienen un ingreso per cápita de $500 o menos, entre el 30 y el 60 por ciento de los niños de 10 a 14 años trabaja, mientras que en los países con un ingreso per cápita que oscila entre los $500 y $1000 trabaja solamente el 10 al 30 por ciento de los niños de esa edad.

    La relación inversa entre nivel de ingresos y trabajo infantil también se da dentro de poblaciones de países individuales. El Grupo de Trabajo Interagencial de la Organización Internacional de Trabajo, el Banco Mundial y el Fondo para los Niños de las Naciones Unidas recogieron datos sobre los índices de participación del trabajo infantil correspondientes a nueve países en vías de desarrollo (de Asia, África y América Latina). Los datos revelaron que, en promedio, el 20 por ciento de los niños que se encuentran en el 20 por ciento más pobre de la población trabaja jornada completa, mientras que lo mismo sucede en sólo el 4,5 por ciento correspondiente al 20 por ciento con más ingresos. Los datos también muestran que los índices de escolarización aumentan a medida que aumenta la riqueza: en promedio, en los países estudiados, solamente el 52 por ciento de los niños pertenecientes al 20 por ciento más pobre de la población asistía a la escuela, mientras que en el 20 por ciento con mayores ingresos, el 83 por ciento de los niños iba a la escuela. Estos datos indican que, en los países en desarrollo, los padres sacan a sus hijos de la fuerza laboral cuando tienen los recursos para hacerlo. Por consiguiente, la promoción del desarrollo económico juega un papel crucial en el mejoramiento de los estándares laborales (incluso reduciendo el trabajo infantil).

    El vínculo entre un mayor volumen de comercio y el crecimiento económico ha sido suficientemente documentado. Según el Banco Mundial, aquellos países en vías de desarrollo que desde 1980 incrementaron significativamente su cuota de comercio como porcentaje de PBI experimentaron un aumento promedio anual de 5 puntos porcentua-les en el crecimiento económico durante la década de 1990. El Banco Mundial también observó que el ingreso de los pobres tendía a elevarse al mismo ritmo que lo hacía el crecimiento económico global. Es decir, si el ingreso promedio de un país aumenta un 5 por ciento, es probable que la población de escasos recursos también experimente un incremento del 5 por ciento en sus ingresos. En consecuencia, el aumento del crecimiento económico a través del comercio promete mejorar las condiciones de trabajo tanto para los ricos como para los pobres.

Conclusión 

 La Cámara de Diputados debería otorgar al Presidente Bush la TPA que le permita negociar acuerdos comerciales con países extranjeros sin tener que exigir que adopten estándares laborales que probablemente no puedan implementar. Si el Presidente cuenta con la autoridad para promover el comercio es posible que más países celebren acuerdos con Estados Unidos. Un mayor volumen de comercio con el mercado estadounidense estimulará el desa-rrollo económico en esos países, lo cual, a su vez, aumentará sus estándares de trabajo.

Aaron Schavey fue una Analista de Política Pública en el Centro para el Comercio Internacional y la Economía (CITE) de The Heritage Foundation. Esto estudio apareció originalmente en Inglés como Executive Memorandum Nº 785, "Raising Labor Standards Through Trade", 19 de octubre 2001.

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Aaron Schavey

Former Policy Analyst